Ernesto López Portillo y Samuel Storr, Programa de Seguridad Ciudadana de la Universidad Iberoamericana CDMX
El País, 1 de octubre de 2021
En México, a finales de 2021, sigue la ampliación de responsabilidades, personal y recursos otorgados a las Fuerzas Armadas. Por difícil de creer, sigue la insistencia por parte del gobierno federal de que no existe la militarización. En realidad, al contrario, México no sólo es un caso ejemplar de las múltiples formas y definiciones asociadas con la militarización a escala global, sino un laboratorio en donde podemos observar qué pasa cuando se retiran los límites impuestos por la Constitución, las leyes secundarias y las obligaciones internacionales signadas por este país en materia de derechos humanos.
Como resultado de este experimento inédito, México viene transitando por lo menos cinco tendencias superpuestas que avanzan desde la militarización hasta el militarismo. Desde hace tres años, los autores están involucrados en una investigación (https://seguridadviacivil.ibero.mx/) que documenta, sistematiza y analiza la evidencia que fundamenta el argumento construido en este ensayo.
Dejamos una pregunta sin respuesta: si la militarización no ha servido para lograr sus objetivos declarados, por qué el Gobierno Federal la coloca al centro de la Estrategia Nacional de Seguridad Pública. Acaso, en el fondo, la respuesta no está en la militarización de la seguridad, sino en el militarismo, lo cual arroja dudas mucho más graves respecto al destino de este aparente ciclo incontenible.