En el 2017, el 58% de las mujeres que fueron asesinadas en el mundo, murieron a manos de sus parejas o de un integrante de sus familias. Esto significa que cada día, en todo el mundo, 137 mujeres son asesinadas por una persona de su entorno inmediato en el que supuestamente confían. Más de un tercio murieron a manos de su actual pareja o de una pareja anterior.
Las armas de fuego son las armas homicidas más utilizadas a nivel mundial, causantes de cinco de cada 10 homicidios. Existe un vínculo demostrado entre la disponibilidad de armas de fuego y la tasa de homicidios. En este sentido, América Latina es la región con mayor letalidad por armas de fuego. Tan solo en México cada día son asesinadas 10 mujeres, seis con armas de fuego.
Por eso necesitamos hablar de este problema. Aquí hay 4 mitos sobre las armas de fuego que deberíamos desmontar y algunos paralelismos entre la violencia de género y la violencia con armas de fuego, inspiradas en el pensamiento de Rita Segato.
El mito del origen de las armas
El primero sería que la proliferación de armas en México proviene del tráfico ilegal de armas desde Estados Unidos. Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, del total de muertes violentas en México, incluyendo hombres y mujeres, el 70% ocurre con un arma de fuego. Esta tendencia se incrementó a partir del 2007, cuando también aumentó, e incluso se sextuplicó, el gasto militar destinado a la adquisición de armas de fuego.
En general suponemos que las armas vienen por el contrabando y el tráfico de los grandes grupos de crimen organizado, pero hay una importante presencia de estas armas en las comunidades que llegan por el desvío de armas legales destinadas a fuerzas de seguridad, el Ejército, las policías, la seguridad privada, o civiles que poseen armas legalmente.
Son dos las principales fuentes que alimentan el mercado ilícito de armas de fuego: la producción ilegal y las transferencias legales de armas de fuego a través del desvío ya sea por corrupción, sustracción o negligencia. Esto no es un problema exclusivo de México; es una de las principales formas que funciona el mercado negro.
Es importante hacer esto visible porque las autoridades pueden incidir en reducir este problema y ser vigilantes de los procesos de transferencias de armas de fuego para que sean transparentes y evitar desvíos. El control de las armas de fuego es útil para evitar más muertes.
Las armas brindan protección
La presencia de un arma de fuego en el hogar aumenta el riesgo de muerte para hombres, jóvenes y niños en 41%. Es mayor la probabilidad de atacar a una persona conocida de la familia que a un extraño en defensa propia. Aumenta el riesgo de suicidio nueve veces y 16 veces en adolescentes (82% de los jóvenes que cometieron suicidio con armas de fuego era con una que pertenecía a sus padres o familiares) aumenta hasta en 11 veces la probabilidad de que los y las menores entre 5 y 14 años tengan un accidente fatal.
Esta es una cifra importante del tema, porque también aumenta el riesgo de muerte para las mujeres en un 272%.
La violencia armada no afecta a las mujeres porque la mayoría de las víctimas son hombres
La violencia armada afecta de forma distinta a las mujeres que a los hombres. Nueve de cada 10 víctimas de la violencia armada son hombres. Generalmente hombres jóvenes.
Sin embargo, aunque las mujeres son una proporción menor de las víctimas, para ellas las armas de fuego representan un riesgo desproporcionado. No solo porque el 95% de quienes cometen homicidios son hombres, una tendencia consistente en el tiempo y en las distintas regiones del mundo, sino porque casi el 90% de los poseedores legales de armas son hombres.
Las mujeres no son las dueñas de las armas y generalmente no tienen ni voz ni voto sobre esta presencia en sus hogares.
Además, las armas tienen muchos otros impactos adicionales: amenazas, intimidación, violación; pero está tan normalizada la presencia que no se asume como un riesgo letal, ni contra ellas ni contra sus hijos e hijas. Sin embargo, las armas de fuego son los instrumentos más utilizados para matar e intimidar a la pareja en los países con altas tasas de posesión de armas.
El mito de los hombres buenos con armas de fuego
Se cree que solo pueden ser mal utilizadas las armas que están en manos de la delincuencia, pero la masculinidad violenta se expresa más rápidamente, más eficazmente, cuando hay armas de fuego.
Existe un vínculo entre la masculinidad y las armas de fuego. Los hombres son mayoría de los dueños de armas y de quienes están involucrados en incidentes de violencia armada, pero también durante años ha sido superior la presencia de hombres en actividades legales relacionadas con armas de fuego, por ejemplo, la seguridad privada, el ejército, las fuerzas policiales e incluso en el ámbito privado los hombres suelen considerarse los proveedores de la seguridad en sus hogares.
Ser hombre incrementa los riesgos de sufrir o ejercer violencia armada. Las armas pueden ser una herramienta para cumplir mejor con este tipo de masculinidad hegemónica y tóxica. Genera la noción de ser más fuerte o poderoso que los otros, y ayuda a cumplir con su rol de responder a la idea de masculinidad predominante.
La masculinidad hegemónica es producto de procesos históricos directamente ligados con la división sexual del trabajo y donde los hombres con ciertas características se encuentran en el peldaño más alto, luego de ello se encuentran todos los demás en una escalera en la que lo femenino se encuentra más abajo en el orden social, así las mujeres y todas las identidades que no respondan a la masculinidad predominante se encuentran por debajo de ellos.
De acuerdo con un estudio de James Gilligan, que entrevistó a numerosos hombres en prisión, las armas de fuego eran un instrumento para ellos que resarcía la vergüenza y la humillación causada por otros hombres y podían conseguir respeto al apuntarle con un arma.
Henry Myrttinen, asesor en desarme que también ha trabajado el tema de las masculinidades, considera a las amas un símbolo de estatus y una forma de obtener poder sobre los otros más vulnerables por su condición de desarmados.
¿Cómo explicar el vínculo entre más armas de fuego y mayor violencia de género?
El uso de la violencia armada es el ejercicio del poder de facto hacia quienes son más vulnerables. Tiene un costo en vidas humanas pero también tiene un costo económico y político, porque también daña las instituciones, y rompe el tejido social.
La violencia puede ser interpersonal, colectiva, organizada, criminal o de conflicto institucional. De acuerdo a su nivel de organización se puede presentar desde contextos de guerra, ya sea entre Estados o como sucede en México, contra grupos como cárteles y crimen organizado. Pero alcanza hasta los contextos más íntimos, como es la violencia en el hogar y de pareja, la escuela y la comunidad, siendo estos últimos los espacios donde las mujeres suelen ser más afectadas.
En todos los contextos, la violencia armada tiene un efecto multiplicador de la violencia por motivos de género, más homicidios y más feminicidios. Más crimen organizado, más violencia doméstica. Más militarización es igual a más violencia de género.
La posesión generalizada y el uso de armas tiende a evitar que las mujeres participen plenamente en la vida pública y política y obstaculiza su autonomía económica. El autoritarismo y la militarización, así́ como las estructuras paralelas de poder – como las del crimen organizado – también reproducen construcciones de la masculinidad toxica con la cual se normaliza la violencia contra las mujeres y se normaliza la presencia de las armas en las calles y en las casas.
Para explicar el fenómeno de la violencia armada, vale la pena recordar tres puntos del pensamiento con el que Rita Segato explica la violencia de género y que aplican igualmente:
1. La precariedad de la vida – desesperanza aprendida
Muchas de las explicaciones sobre cómo los y las jóvenes se Involucran en contextos de crimen organizado tiene que ver con la Falta de oportunidades que les permitan construir un proyecto de vida.
Particularmente en los varones, la falta de actividades reivindicativas atenta contra su masculinidad. La masculinidad se ve vulnerada por la precarización del trabajo y ante esta ausencia de potencia económica se buscan, con frecuencia, otras formas de demostrar poder. Las armas son una herramienta para ello.
2. La violencia como espectáculo
La violencia ejercida contra otros hombres y mujeres se ejecuta para que la vean los demás, para ganar respeto, poder y para pertenecer. Desde la imitación de tiroteos hasta las armas con nombre e incrustaciones de oro, son en si mismas son un símbolo de poder, fuerza o determinación. Incluso si no se usan se construyen una narrativa en torno a ellas que exalta la masculinidad.
3.-Estructura corporativa
Los hombres que cumplen con este mandato pertenecen a una estructura jerarquizada del más fuerte sobre el más débil, donde hay complicidad e impunidad. Esto lo observamos claramente en las estructuras delictivas y de pandillas, pero también por ejemplo entre quienes poseen un arma legalmente es un intrumento que los separa de quienes representan amenazas.
La guerra contra las mujeres
Siguiendo con el pensamiento de Segato, ella se pregunta ¿cómo se para la guerra contra las mujeres? Y responde que para ello se necesita desmontar el mandato de masculinidad, pues es lo que produce recursos humanos para las guerras.
El mandato de la masculinidad tiene un factor destructivo que cuando se combina con las armas de fuego es peligroso para la seguridad y el bienestar de las personas. Es indispensable transformar los valores para enfrentar la aceptación social de la violencia masculina, así como la reconceptualización de los roles de género. En el largo plazo debemos apostar por las políticas de igualdad, pues su objetivo es cerrar las brechas entre mujeres y hombres. Apostar por el cuidado y la mayor participación de los hombres en estas tareas es uno de los principales motores de la transformación cultural.
Mientras llegamos a ello ¿cómo paramos la guerra de la violencia armada? Dejando de producir los recursos: las armas y las municiones. Esto es lo que vuelve tan importante el control y la legislación en materia de armas de fuego componentes y municiones.
Hay acciones que en lo inmediato nos pueden ayudar a reducir la violencia armada contra las mujeres:
- Limitar y verificar el acceso a las armas de fuego
- Mejorar la capacitación a las fuerzas de seguridad para la guarda y el control
- Fortalecer la denuncia para que las mujeres anónimamente puedan avisar de la existencia de armas de fuego ilegales o que las pongan en riesgo
- Construcción de redes que interrumpan la violencia
- Desarmar e identificar a los perpetradores de violencia familiar, tomando en cuenta los antecedentes de violencia y obligando el permiso de las parejas cuando alguien quiere comprar un arma o va a tener un empleo que involucre una
Estas son solo algunas de las buenas prácticas que se han realizado en otros países y que han tenido un gran impacto.
Algo en lo que debemos trabajar de inmediato es en la mayor participación de las mujeres en las tareas de seguridad, pacificación y desarme. Su presencia es crucial para traer a la mesa los puntos de vista de las mujeres, amplificar las voces de las víctimas, implementar acciones innovadoras en la prevención y, principalmente, porque necesitamos la capacidad de las mujeres para construir una paz sostenible.
Fuentes:
UNODC, (2018). Global study on homicide. Gender-related killing of women and girls. Disponible en: https://www.unodc.org/documents/data-and-analysis/GSH2018/GSH18_Gender-related_killing_of_women_and_girls.pdf
UNODC, (2020). Estudio mundial sobre el tráfico de armas de fuego. Disponible en https://www.unodc.org/documents/firearms-protocol/2020/Global_Study_Ex_Summary_es.pdf
Data cívica, (2018). Claves para entender y prevenir los asesinatos de mujeres en México. Disponible en https://datacivica.org/assets/pdf/claves-para-entender-y-prevenir-los-asesinatos-de-mujeres-en-mexico.pdf
Gaceta UNAM, (2019) La posesión de armas, un riesgo latente. Disponible en https://www.gaceta.unam.mx/la-posesion-de-armas-un-riesgo-latente/#:~:text=Seg%C3%BAn%20el%20Secretariado%20Ejecutivo%20del,creci%C3%B3%20a%2067.4%20por%20ciento.
D. J. Wiebe, (2003) «Homicide and Suicide Risks Associated With Firearms in the Home: A National Case-Control Study», Annals of Emergency Medicine, enero-junio. vol. 41, American College of Emergency Physicians) citado en “Los efectos de las armas en la vida de las mujeres” OXFAM, 2005. Disponible en https://www.oxfamintermon.org/es/publicacion/Los_efectos_de_las_armas_en_la_vida_de_las_mujeres
CONNEL, R.W. (1995), “La organización social de la masculinidad”, en Masculinidades, Universidad Nacional Autónoma de México. Dsiponible en http://www.pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Organizacion_Social_de_la_Masculinidad_Connel_Robert.pdf
Stange , Mary y Oyster Carol, (2000). Gun women: Firearms and feminism in Contemporary America.