Por Luis Lidón, EFE
En una entrevista concedida a Efe en la capital austríaca, Fabián Medina, jefe de la oficina del Canciller de México, Marcelo Ebrard, reconoce que el “principal problema” que tiene su país es la larga frontera que comparte con el vecino del norte. Foto: Andrea Murcia, Cuartoscuro.
De acuerdo con Fabián Medina, jefe de la Oficina del Canciller mexicano, Marcelo Ebrard, Estados Unidos sí ha mostrado cierta voluntad a mantener un diálogo, pero reconoce que ha costado trabajo avanzar en algunas de las medidas que exige México, como un mayor control sobre la venta de armas y una mejor cooperación en diferentes campos.
Viena, 17 jul (EFE).- México lamentó este viernes, al cierre de una reunión de Naciones Unidas en Viena, “la falta de voluntad concreta” de Estados Unidos en la lucha contra el tráfico ilegal de armas hacia su vecino meridional.
En una entrevista concedida a Efe en la capital austríaca, Fabián Medina, jefe de la oficina del Canciller de México, Marcelo Ebrard, reconoce que el “principal problema” que tiene su país es la larga frontera que comparte con el vecino del norte.
“Compartimos una frontera de más de 3 mil kilómetros. Por ahí pasan muchas cosas y el problema de México es que las armas con las que se surte la delincuencia organizada en México provienen de allí”, señala el alto funcionario.
Medina ejerció esta semana como presidente del grupo de trabajo sobre armas de fuego en la conferencia de la Convención de la ONU contra el crimen organizado.
La diplomacia mexicana ha establecido la lucha contra el tráfico ilegal de armas como una prioridad absoluta en su agenda ante el enorme daño que produce en el país y sus vínculos con el crimen organizado.
FLUJO DE ARMAS DE EU
“En México hay un estudio de la Secretaría de Defensa de que entre 2.5 y 3 millones de armas han entrado en el país en los últimos 10 años. Esto implica más o menos un flujo anual de 230 mil a 250 mil armas al año. Estamos hablando de 667 armas diarias, sin hablar de cartuchos. Eso es una barbaridad”, expone Medina.
La mayor parte de las armas ilegales que llegan a México proceden de Estados Unidos, el mayor fabricante y el mercado más grande del mundo que, además, tiene una normativa muy laxa a la hora de la compra y la tenencia.
A través de los más de 3 mil kilómetros de frontera con EU llega el 70 por ciento de las armas del país, mientras que el resto procede en su mayoría de fabricantes de seis países europeos: Alemania, Austria, Bélgica, España, Italia y Rumanía.
Sin embargo, también los fabricantes europeos producen en EU para ese lucrativo mercado, por lo que “prácticamente se convierte en un problema del 100 por ciento proveniente de los EU”, señala Medina.
DIÁLOGO SÍ, PERO POCOS AVANCES
Aunque Medina reconoce cierta voluntad de diálogo por parte de Washington, matiza que cuesta mucho trabajo avanzar en algunas de las medidas que exige México, como un mayor control sobre la venta de armas y una mejor cooperación en diferentes campos.
“Nosotros queremos frenar al cien por cien el tráfico de armas. Nos va a costar trabajo, y más por la falta de voluntad concreta de EU, pero nosotros en México lo estamos haciendo”, subraya.
Y agrega: “Si Estados Unidos están interesados en que nosotros detengamos el flujo ilícito de drogas hacia su país, pues deben estar interesados también en que nosotros desarticulemos las bandas criminales, y las bandas criminales se desarticulan quitándoles capacidad de fuego”.
“Lo que queremos ahí (en la frontera) es la participación de las fiscalías estatales, de las policías estatales de ambos lados de la frontera para sellar las rutas”, indica.
Por el lado del control de armas, el experto mexicano asegura que EU se ampara en su Segunda Enmienda de su Constitución para “no atender el problema” de la proliferación de cualquier tipo de armas.
“Estoy de acuerdo que se pueda adquirir un arma, una pistola, ¿pero necesitas un (fusil automático) R-15 que puede disparar 60 o 70 balas en 30 segundos?”, se pregunta Medina.
ARMAS DE GRAN CALIBRE
“Hay ejemplos como que una ama de casa (estadounidense) adquirió en seis meses seis Barrett, que es un arma que tiene un cañón de 1,5 metros con una distancia efectiva de hasta siete kilómetros y con una capacidad de fuego precisa de 1,7 kilómetros. Y ese arma tira helicópteros, ya los tiró en México. Ese arma se fabrica exclusivamente en Tennessee, Estados Unidos”, expone Medina.
El diplomático mexicano se pregunta qué pueden hacer particulares con varias armas capaces de perforar blindajes o con armas automáticas con un enorme poder de fuego y, en algunos casos, resulta evidente que son compras para el mercado negro.
Por ello, pide un control y una trazabilidad sobre este tipo de armamento, que no supone cuestionar la Segunda Enmienda sino poner en práctica algunos límites.
“Mi objetivo no es cambiar la Segunda Enmienda, lo que yo quiero es que se venda con mejores prácticas”, resume.
Por otra parte, se muestra preocupado porque en EU se detectó un aumento en las ventas de armas durante la pandemia de COVID-19, con largas colas ante las armerías de algunas ciudades.
“En Estados Unidos se detectaron ventas récord en estos tres meses de pandemia”, indica Medina, que teme que parte de esas armas puedan acabar en México.
MÁS COOPERACIÓN INTERNACIONAL
El tráfico de drogas, armas y personas son los tres negocios criminales más lucrativos del mundo y la mejor forma de hacerles frente es ahondar en la cooperación internacional, según Medina.
Por eso, México busca unir el mayor número de países para unirse a los instrumentos y foros internacionales para luchar contra el tráfico de armas.
De los seis mayores fabricantes de armamento -EU, Rusia, Alemania, China, Francia y Reino Unido-, únicamente París ha ratificado el Protocolo de la ONU contra la fabricación y el tráfico ilícitos de armas de fuego.
Esta cooperación es más importante que nunca por los numerosos desafíos que aparecen en el horizonte debido a los avances tecnológicos, como la fabricación ilícita de armas con impresoras 3D o la compraventa en la “internet profunda”.
“Queremos concienciar a todos los países miembros de que tenemos que avanzar en los protocolos para parar lo más posible la fabricación, el tráfico ilícito y analizar el origen del dinero que se obtienen en estas actividades”, destaca.
“Los delincuentes son los más felices y los más beneficiados en torno a que no nos pongamos de acuerdo los países sobre qué hacer para detener el tráfico ilícito de armas”, concluye.