Por José Beltrán
RT, 1 de agosto de 2019
Año con año se rompen los máximos históricos de homicidios en México. En 2018, el más violento del que se tiene registro, hubo un promedio de 93 personas asesinadas cada día.
En el país latinoamericano no solo se dispararon los homicidios desde 2007, una fecha que coincide con el inicio de la llamada “guerra contra el narcotráfico”, sino que cada vez más asesinatos son cometidos con arma de fuego.
Entre 2015 y 2018, las carpetas de investigación por homicidio doloso en México se incrementaron de 18.311 a 34.202. Mientras que hace cuatro años, 5 de cada 10 asesinatos se cometían con arma de fuego, el año pasado el promedio se incrementó a casi 7 de cada 10.
Para Maximilian Holst, investigador de seguridad en la organización México Evalúa, la propagación de armas en el país tiene un efecto importante en el número de asesinatos.
“Si vemos Guanajuato (centronorte), un estado en donde en el último año hubo una ola de violencia importante, la proporción de homicidios que se cometieron con un arma de fuego es del 85 %, es el estado con la proporción más alta en el país”, dice Holst en entrevista con este medio.
En contraparte con los 3.311 homicidios dolosos registrados en Guanajuato durante 2018, se encuentra Yucatán, un estado del sureste del país que reportó 55 asesinatos el año pasado, y solo 8 de ellos cometidos con arma de fuego, es decir, 14 %.
“En los estados donde tenemos una tasa de homicidio más alta es donde vemos una mayor proporción de homicidios cometidos con arma de fuego”, refiere el especialista.
El mercado estadounidense
Pese a que México tiene una política de armas estricta y regulada por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el vecino del norte es muy laxo en la materia.
“La compra legal de armas en el país ya está regulada, el problema no es tanto si hay que regularla más o hacer penas más severas. Hay que evitar el tráfico de armas ilegales que vienen de la frontera norte y sur”, sostiene Holst.
Tráfico de armas
México comparte frontera con el mayor exportador de armamento en el mundo. Cada año, el país estima que entran ilegalmente más de 200.000 armas provenientes de EE.UU.
John Lindsay-Poland, coordinador del proyecto de monitoreo de armas de la organización Global Exchange, explica por qué es relativamente sencillo ingresar arsenal a México desde EE.UU. “El mercado de las armerías en el suroccidente de EE.UU. es perfecto para suministrar al crimen organizado porque individuos pueden legalmente comprar múltiples armas de asalto de una o más de las miles de armerías, y fácilmente cruzarlas”, sostiene.
El Departamento de Justicia estadounidense, a través de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés), encontró que 7 de cada 10 armas que fueron recuperadas por la policía en México durante una escena del crimen, y enviadas con ellos para su análisis, tenían su origen en EE.UU.
De acuerdo con datos de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno de EE.UU. (GAO, por sus siglas en inglés), la mayoría del arsenal de origen estadounidense incautado en México provenía de los siguientes estados fronterizos: Texas (41 %), California (19 %) y Arizona (15 %). Se estima que casi la mitad de las armas recuperadas en la nación latinoamericana son largas, que incluyen rifles semiautomáticos de alto calibre, como las variantes AK y AR 15, algunos de los modelos más usados por los grupos criminales.
Petición de México
En este contexto, durante la reciente visita a México del secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador manifestó su preocupación por el incremento del uso de armas en distintos hechos delictivos, por lo que pidió a Washington implementar operativos coordinados en los diferentes cruces fronterizos para detener el tráfico.
Holst considera que estos operativos coordinados en los dos países, en principio son “buenas noticias”, aunque falta ver las medidas específicas.
Por su parte, Lindsay-Poland refiere que estos operativos podrían resultar insuficientes mientras los Gobiernos no atiendan “los patrones del tráfico de armas” y las “causas estructurales del mercado”, que son fundamentales para comprender cómo circulan en el ámbito transfronterizo ilegal.
“Debido al volumen extraordinario del comercio legal entre EE.UU. y México, operativos que solamente intentan detectar la presencia de armas o componentes en los miles de contenedores y vehículos particulares que cruzan la frontera cada hora no son suficientes para detener la mayor parte del tráfico ilegal de armas”, refiere el especialista.
El Instituto de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo, con sede en Ginebra, Suiza, estima en su más reciente encuesta que hay 16.800.000 armas legales e ilegales en manos de civiles en México. Con este cálculo, el país latinoamericano es el séptimo del mundo con más arsenal en manos de ciudadanos, por debajo de EE.UU., India, China, Pakistán, Rusia y Brasil.
La Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos y la iniciativa ‘Alto a las Armas’ refieren en un informe que la exportación legal de armas y explosivos desde el vecino país del norte está en su más alto nivel, luego de haber alcanzado los 122 millones de dólares, entre 2015 y 2017.
Entre las dependencias beneficiadas de estos contratos de armamento y municiones se encuentran la Sedena y la Secretaría de Marina (Semar).
Mal registro y control
Uno de los mayores problemas con el comercio legal en México es la carencia de registros y resguardo adecuados por parte de las instituciones de seguridad. Más de 20.000 armas vendidas a fuerzas federales y policías estatales del país fueron reportadas a la Sedena como extraviadas o robadas, refiere el citado informe, con base en información oficial.
“Hay una especie de vacío en cuanto a la responsabilidad de a qué institución le toca perseguir cuando alguien pierde un arma. Obviamente hay organismos internos de control, pero no se sabe que haya consecuencias reales”, explica Holst.
México Evalúa explica en un estudio sobre armas que si el país latinoamericano contara con capacidades institucionales para ejercer el control, la violencia “no alcanzaría los niveles actuales”.
Para combatir los problemas asociados a las armas de fuego en el país, la organización recomienda:
- Actualizar la legislación para cumplir con el Tratado sobre el Comercio de Armas (ATT).
- Crear una agencia nacional de control de armas de fuego y municiones.
- Implementar sistemas de detección temprana en potenciales conflicto, con lo que sería posible, por ejemplo, notificar cuando haya heridos con arma de fuego en hospitales.
- Institucionalizar mecanismos de control, rastreo e investigación de armas de fuego y municiones.
Además de los problemas que tiene la nación latinoamericana para controlar el flujo de armas ilegales y la falta de medidas para resguardar las que son legales, hay otro escollo por enfrentar: la impunidad.
La ausencia de castigo a los crímenes cometidos termina afectando gravemente la situación de violencia en el país. De acuerdo con la organización Impunidad Cero, en 2017, casi 9 de cada 10 asesinatos (87,5 %) no se resolvieron en México.
Para Lindsay-Poland, México tiene como cuatro tareas pendientes: mejorar sus capacidades de inteligencia para detectar lavado de dinero, cambiar su política de drogas, transformar el sistema de justicia y terminar con la impunidad de la violencia del Estado.
José Beltrán