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Armas, armas y más armas. La llamada Guerra contra el narco ha convertido a México en un paraíso para la industria armamentística internacional. Porque entre más armados estén los delincuentes, más equipadas tienen que estar las autoridades.  “Así está el negocio. Así es esto. Te doy armas para que me tenga que comprar armas.”

Por Bernhard Buntru
Código Magenta, 3 de marzo de 2021
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Armas, armas y más armas. La llamada Guerra contra el narco ha convertido a México en un paraíso para la industria armamentística internacional. Porque entre más armados estén los delincuentes, más equipadas tienen que estar las autoridades.

“Así está el negocio. Así es esto. Te doy armas para que me tenga que comprar armas. Es una guerra, nomás que aquí no es fría”, afirmó en entrevista Aldo Fasci, secretario de Seguridad de Nuevo León.

De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los homicidios con armas de fuego es el tipo de homicidio que más ha crecido en México desde 2007.

El alza en este tipo de violencia ha ido en paralelo a un incremento en el ingreso ilegal de armas de fuego al territorio nacional. Pero también, a la creciente adquisición de armamento de parte de las fuerzas del orden.

Aldo Fasci señaló que la violencia con armas perpetrada por el crimen organizado en México no se puede entender sin un importante factor: su origen.

“Vuelvo al tema de las armas, ¿de dónde las sacan? ¿Por qué traen la mismas armas que nosotros? Ya cualquiera, ¿de dónde? Por favor, ahí está el problema”, cuestionó.

Para el encargado de la seguridad de Nuevo León, la hipótesis del “contrabando hormiga” de Estados Unidos a México no explica la cantidad de armamento que prolifera en el territorio nacional.

“Porque esas armas las fabrican los mismos. Y que me expliquen por qué en el mercado negro cuestan la mitad que en mercado tradicional”, dijo, en tono de sospecha.

Según refiere la investigación The Cartel Project, las organizaciones criminales ingresaron entre 2.2 y 3 millones de armas a México en los últimos 15 años.

La opacidad en las cifras oficiales dificulta tener un número preciso, sin embargo, información de la Sedena obtenida por la organización Stop US Arms to Mexico, revela que entre 2006 y 2018 fueron importadas más de 238 mil armas provenientes de Europa e Israel.

Asimismo, los registros de la Sedena muestran que entre entre 2012 y 2018, la dependencia federal importó y vendió 110 mil 696 armas de fuego a las policías estatales y municipales en todo el país.

Para Fasci, el cambio es evidente.

“Todo el país cambió de armamento, porque llegaron estos con armamento que no teníamos”, dijo. “México no compraba armas. Los policías traían revolver como en las películas. Caminaban como los sheriffs de antes, ¿no te acuerdas? Bueno, ¿y ahora qué traen? Ahí andan todos disfrazados de Rambo”.

Y las empresas armamentísticas -afirma el funcionario- juegan un rol central.

“Entonces nos obligó a gastar miles y miles de millones para comprar armas, para enfrentarnos con ellos. Ahí está el negocio. Así es esto. Te doy armas para que me tenga que comprar a mi”, explicó.

Solo que las empresas armamentísticas no podrían operar sin el único bróker autorizado en México: la Secretaría de la Defensa Nacional.

Tras un análisis de 9 mil recibos y certificados de usuario final elaborados por la Sedena, analistas encontraron que a menudo, la dependencia federal no cumple con sus obligaciones y no explica dónde terminarán las armas.

Por su parte, los vendedores tampoco preguntan.

En algunos casos, estas armas han figurado en crímenes como la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa en 2014, así como en el asesinato de un periodista en 2008 y otro en 2013.

Esas armas bien podrían haber formado parte de las más de 15 mil unidades robadas o extraviadas, que reportaron varias autoridades mexicanas, según refiere The Cartel Project.

Mientras tanto, los niveles de violencia en México se mantienen al alza. Y el control de armas y municiones, permanece laxo.

“Entonces, el mercado de las armas es un mercado paralelo para que te obligues a los gobiernos a comprar más armas. Si no para qué las quieres, si no te vas a pelear con nadie”, aclaró.

¿La solución? Para Aldo Fasci, atacar el problema desde el origen.

“Que los gobiernos centrales de los países donde están los principales productores de armas y municiones digan ‘no’. Y ya”, dijo. “Porque esas armas las fabrican los mismos”, agregó.

Porque sin las armas, asegura Fasci, el crimen organizado no existiría tal como lo conocemos.

“Quítales las armas y son nada. Ya no existiría crimen organizado, ni la Convención de Palermo, ni necesitaríamos ley del crimen organizado, ni tendríamos tantos muertos, nomás quitándoles las armas. ¿A poco no podemos?”.

Foto: Aldo Fasci, Secretario de Seguridad Pública de Nuevo León