De acuerdo con la Sedena, de diciembre de 2006 a mayo de 2019 se aseguraron 18 millones de municiones
Andrés Estrada, El Sol de México
2 de enero de 2021
Las cicatrices de un proyectil en su muslo derecho se remontan a Tumbiscatío, Michoacán, un poblado donde los habitantes se dedicaban a la siembra de mariguana y amapola. En ese entonces, Juan José Villegas pertenecía a la Policía Federal y estaban tras la pista de Servando Gómez La Tuta, líder de La Familia Michoacana. Una mañana del 9 de diciembre de 2009 su comandante los envió a un servicio especial a la comunidad de Las Cruces.
Al atardecer su estómago crujía, porque no probaron alimento en todo el día, y vía radio les informaron que el operativo terminaba. Debían regresar. La oscuridad se presentó a su paso por Los Chivos, un poblado de no más de 30 viviendas rodeada de cerros, brechas, arbustos y un camino de terracería. A lo lejos José observó unas pequeñas luces. Creyó que eran luciérnagas o una serie navideña, pero era una cortina de balas que los atravesó y al acercarse les lanzaron granadas. De pronto sintió un impacto en su pierna, fue como si le hubieran dado un manotazo, luego, uno de sus compañeros cayó muerto y otros resultaron heridos.
Han transcurrido 11 años desde que las municiones de los criminales marcaron su vida en aquella entidad, una de las cinco que concentran el 72.83 por ciento de los poco más de 18 millones 898 mil cartuchos asegurados en México por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), en el periodo que va de diciembre de 2006 a mayo de 2019, de acuerdo con una solicitud de in- formación obtenida vía transparencia.
Aunque no se especifica el calibre de las municiones incautadas, la lista la encabeza el estado de Tamaulipas, con ocho millones 331 mil piezas.
En esta región, en la colonia Ramón Pérez García, en Reynosa, el 6 de noviembre de 2008 personal del Regimiento de Caballería Motorizado ingresó a una casa, luego de una persecución a dos sujetos que viajaban en un vehículo con armas cortas y largas. Tras la detención y revisión del inmueble, hallaron medio millón de cartuchos de diversos calibres, además de cientos de armas de fuego, granadas y material explosivo.
En segundo lugar se ubica Michoacán, con un millón 633 mil. Los mayores aseguramientos se dieron en los municipios de Acuitzio, con poco más de 82 mil cartuchos, en 2009, y otro en Apatzingán, con 63 mil en 2011.
Le sigue la entidad cuna del cártel de Sinaloa, ahí los militares incautaron un millón 311 mil; luego Nuevo León, con un millón 263 mil y Sonora, con un millón 224 mil proyectiles.
En el mismo periodo la Sedena también aseguró 508 mil cargadores. El top también lo encabeza Tamaulipas, con 245 mil 496; Michoacán, con 45 mil 370; Nuevo León, con 33 mil 374 y Coahuila, con 19 mil 775.
Asimismo se confiscaron 11 mil 73 granadas. De nuevo Tamaulipas se posiciona en primer lugar con cuatro mil 519; le sigue Michoacán, con mil 324; Sinaloa, con 824; Jalisco con 656 y Guerrero, con 616.
El trasiego ilegal de este arsenal es un problema que se reproduce en una espiral de violencia a nivel nacional, que va en aumento en términos de inseguridad y homicidios dolosos por armas de fuego.
Tan sólo en el país se registraron 97 mil 569 asesinatos con arma de fuego en los últimos cinco años de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Además, se duplicaron al pasar de nueve mil 163 en 2015 a 18 mil 633 durante 2020 (sin contar diciembre).
En noviembre pasado, este diario publicó cómo los decomisos de armas de fuego a nivel nacional se desplomaron un 72 por ciento durante la gestión de Cienfuegos Zepeda al frente del Ejército mexicano. Entre el 1 de diciembre de 2006 y el 30 de noviembre de 2018 se aseguraron 162 mil 412 armas de fuego cortas y largas, de éstas, apenas 35 mil 354 corresponden al sexenio de Enrique Peña Nieto.
Tras la emboscada del crimen organizado, Juan José Villegas logró salvar su vida.
Aunque pasó tres días en un hospital de Michoacán y luego fue trasladado a la Ciudad de México, donde le realizaron un lavado quirúrgico. Le quitaron masa muscular y dañaron los nervios.
Las secuelas de su herida por el proyectil de arma de fuego le generaban dolores insoportables que tenía que usar parches de morfina, aparte de pregabalina y otros medicamentos. A la fecha ya no labora como agente federal, pero aún tiene secuelas en su pierna que le impiden desplazarse con facilidad.
Arriba: Tres armas de fuego fueron aseguradas recientemente en la colonia 10 de Abril a 3 presuntos sicarios que privaron de la libertad a Félix “El Papito”, al ser detenidos por la policía. Foto cortesía DSPM.